Haciendo mal en siete horas lo que antes se hacía bien en diez minutos

Haciendo mal en siete horas lo que antes se hacía bien en diez minutos

HACIENDO MAL EN SIETE HORAS LO QUE ANTES SE HACÍA BIEN EN DIEZ MINUTOS Peñalara es uno de esos ingenios informáticos que nos ahorran enormes quebraderos de cabeza. Es el programa que usan los centros educativos para crear los horarios. No es moco de pavo cuadrar tantos grupos, optativas, aulas, profes y reuniones. El curso pasado, en mi instituto, Peñalara era capaz de sacar un primer posible horario diez minutos después de haber presionado el botón. Diez minutos dando vueltas al disco duro. Tardaba tanto porque ya el año pasado hubo unos primeros recortes. Pues bien, este curso, Peñalara no es capaz de sacar una sola combinación de horario que se ajuste a la legalidad. Por ahora, la única forma de que nuestro pequeño duende nos ofrezca un horario ha sido quitando la reunión de departamento. Una reunión que es obligatoria por ley. No la tenemos. Y es muy necesaria, mucho. Los profes de un mismo departamento nos vamos abordando unos a otros cuando nos encontramos casualmente por los pasillos. Pero lo que más alucinada me ha dejado es que Peñalara, para poder darnos ese horario ilegal, este curso necesita siete horas. Siete horas, siete. Siete horas dando vueltas al disco duro. Siete horas es multiplicar diez minutos por 42. Esto es 42 veces más complicado. Este sólo es un dato. Una de las muchísimas cosas que ha cambiado respecto al curso anterior. Lo pongo aquí porque es un dato objetivo, incontestable. Peñalara no vota ni a unos ni a otros. Sólo entiende de posibilidades infinitas. Espero que este dato os ayude a comprender hasta qué punto complican las cosas esas famosas "dos horas" que os están diciendo que no afectan a nada.