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La Educación Pública en Madrid despierta… Y nuestra Thatcher chulapa tiembla.
No lo podía creer, unas 4.000 personas abarrotábamos el auditorio, indignados por el ataque a la educación pública. Fuera, unas 500 personas más no pudieron entrar, y organizaron una asamblea paralela. Fueron muchas las personas que subieron a hablar, y me fascinó la claridad de ideas, y la creatividad en las propuestas. Realmente, algo ha cambiado. Me sentí muy orgulloso de los que, a pesar de mi ir y venir, siguen siendo mis compañeros.
¿Cuál es el conflicto? ¿Son dos horas más de clase? Nop. ¿Cuestión salarial? Nop. Es, para empezar, porque se despide a más de 3.000 compañeros. Pero en realidad, el conflicto va mucho más allá. Esto es, quizás, lo más interesante: el conflicto es de un tipo muy nuevo.  Como os digo, algo ha cambiado.
Nuestra Thatcher violetera, la señora Aguirre, quiere desmantelar los servicios públicos. ¿Por qué? Para crear oportunidades de negocio a los de su clase (léase calaña), es decir: a todo ese dinero suelto buscando rentabilidad alta y fácil. Sus presas clave son la sanidad y la educación. Es mucho dinero, muchísimo… y una clientela cautiva.
Primero, desmontemos las excusas. Recordad, como os digo siempre: no luchamos contra el error, sino contra la mentira.
1.- “No hay dinero”. Primera Mentira. La Comunidad de Madrid tiene, según ella misma dice, el déficit fiscal más bajo de España. Si fuera cierto, ¿por qué hemos universalizado la desgravación del gasto en escuela privada? Hasta el año pasado, sólo se podían desgravar las familias pobres (ya un sinsentido, existiendo la enseñanza pública…) Con esa medida, la CAM dejará de ingresar 90 millones de euros. Menos que los 80 millones que se ahorrará con el despido masivo:
2.- “La medida es buena para el país, en tiempo de crisis”. Segunda Mentira. ¿¡Reducir la calidad educativa puede ser bueno!? E incluso en términos meramente económicos: 3.000 desempleados más no son buenos para el país. Menos demanda, la economía se enfriará aún más, más pymes cerrarán, más paro… ¿Veis el círculo? Pues ella no.
3.- “Los profesores deberían estar contentos, al menos tienen trabajo fijo”. Esta mentira es especialmente insidiosa. Precisamente la gracia de la crisis es insertar ese pensamiento en la clase trabajadora: “al menos trabajas, así que cállate”. En un régimen fascista, el trabajador se calla por miedo a las pistolas. En un régimen capitalista, por miedo al paro. Bueno, yo prefiero no callar.
4.- “Los profesores son egoístas, sólo quieren trabajar 18 horas semanales”. Cuarta y más sucia de las Mentiras. Los profesores trabajan, en el centro, 37’5 horas semanales, de las cuales son de docencia directa entre 18 y 21. Y muchas más en su casa, preparando clases y
corrigiendo. Muchos profesores dan 20 y 21 horas de clase semanales, ése no es el problema, para nada.
Luego… ¿cuál es el problema? Vayamos de lo particular a lo general. En primer lugar, la reducción de personal se traduce en aumento de la ratio: pasaremos, de los 30 alumnos por aula que marca la ley, a 35 ó 40. ¿Supone eso alguna diferencia? Sí, una diferencia enorme. Se pierden refuerzos y desdobles, que es la clave de la calidad educativa en estos momentos.
Dar clase será más difícil, los resultados académicos serán peores. El profesorado se verá más impotente aún para llevar a cabo su labor. El alumnado, viendo el fracaso, también se desmotivará más. Los informes PISA y similares hablarán de nuevas caídas del sistema educativo español.
Una parte esencial del Plan Aguirre es la desmotivación del profesorado. Os pongo ejemplos. A día de hoy, más de 1.000 profesores están aún a la espera de destino. No van a ser despedidos, porque son funcionarios de carrera (los despedidos son interinos). Estamos a 2 de septiembre, ¿por qué no tienen destino? Fácil: para crear nerviosismo, incertidumbre, frustración. Sensación de inseguridad.
Insisto: ¿por qué? La escuela privada no consigue competir con la pública. La educación pública tiene el mejor profesorado, porque no elige a dedo, paga mejor y da mejores condiciones de trabajo. Para empezar, la libertad de cátedra. Mejorar la escuela privada implicaría una inversión que nadie está dispuesto a hacer. Si queremos transferir, por tanto, alumnos de una a otra, debemos hundir la pública. No hay nada que deje de hacer nuestra Thatcher con peineta con este fin.
¿Y qué va a hacer el profesorado? Espero sólo que mantenga la unidad de acción. Dada la trayectoria desmovilizada de este colectivo, no importa mucho lo que se haga, lo que sea, pero que lo hagamos todos juntos. Un 90%, aunque sea tocarnos todos la oreja derecha. Luego, cuando veamos la unidad conseguida, podremos plantearnos lo que queramos.
La batalla va a ser dura, porque el PP se sabe tan ganador de las próximas elecciones, que no hay nada que no esté dispuesto a hacer. Nuestra Thatcher beata se inventará su policía chulapa, que cantará a coro “una morena y una rubia” mientras reparte palos, a perroflautas del 15m y profesores por igual… Esta mujer, como ya sabemos, tocó su techo literario con la lectura de la gran escritora Sara Mago (no es apócrifo, leed aquí).
Un par de consejos. Van a intentar dividirnos. Van a intentar enfrentar a profesores contra sindicatos, primaria contra secundaria, padres contra profesores. Creo que algo hemos aprendido: nada de líderes, nada de enfrentamientos estériles, buscar siempre los puntos
de acuerdo entre nosotros. La filosofía 15m, que tanto les revienta. Y mucha imaginación: huelga, sí. Pero mucho más: encierros en los institutos, permitir que los padres y los alumnos se involucren, boicotear la burocracia de la consejería, huelga japonesa (dar clase por las tardes), usad la camiseta verde (yo quiero una!!), difundid, difundid, difundid…!!
Lo que nos jugamos es la existencia de la educación pública, en la que el profesorado ingresa por mérito y no por confesionalidad, que se gestiona con criterios didácticos y no crematísticos, donde cabemos todos, ricos y pobres, listos y menos listos. Una educación pública de calidad es la garantía de la igualdad de oportunidades que deseamos: que el nacimiento no determine tu destino en el mundo. Algo que nuestra Thatcher taurina, la condesa de Murillo no quiere, claro está. No quiere ciudadanos, sino súbditos.
La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
Para más información, seguid SOS Educación Públia, Educación Alerta y otras páginas que os iré enlazando. Y, si queréis reíros, leed el blog de Lucía Figar (especialmente los comentarios), nuestra ultraderechista consejera de educación…
Nota a posteriori (7/9/11): La mejor explicación de la situación de la educación pública madrileña la he encontrado en Diagonal.
Nueva nota a posteriori (12/9/11): Maravillosa entrevista de Stéphane Grueso a una profesora de educación secundaria.

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