Poema coyuntural dedicado

A las enemigas públicas de la enseñanza pública
La esperanza misma ensucias
con tu nombre cuando tratas
a los profes como a furcias,
a los niños como a ratas.

Pelo tienes de estropajo,
boca hundida y descarnada,
fulmina con desparpajo
tu gélida y cruel mirada.

Mandona de sacristía,
déspota de palacio;
Jesús mismo te echaría
de su templo a latigazos.

Misas, toros y cortijo
señas son del facherío;
sacan filo al crucifijo,
privatizan hasta el río.

Lucifer puede ser guapo,
aun esbelto en su figura,
aquí es alta, tiene papos,
gesto seco y la voz dura.

Fue de chica ya enchufada,
se casó con un barón,
cuán feliz cuento de hadas,
terror de la educación.

ZP nos quitó pasta,
pan y sal las dos arteras;
más abusos no, ya basta,
¡la enseñanza en pie de guerra!

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