Carta de Pilar Martínez-Val

ESTOY INDIGNADA. MUY INDIGNADA
Me llamo Pilar Martínez-Val Peñalosa, tengo 65 años y llevo 43 en la enseñanza. Continúo en activo fundamentalmente porque me encanta mi profesión, porque me dedico a esto, como la inmensa mayoría de mis compañeros, por auténtica vocación. En mi caso, y hay bastantes en el gremio, por genética y porque lo he mamado en la leche materna. Mis padres fueron Catedráticos de Instituto, fueron directores y pusieron en marcha varios centros; mis hermanos, con carreras muy variadas, son todos docentes, unos en la enseñanza secundaria, otros en la universitaria, tengo una hija profesora universitaria y varios sobrinos trabajando en la docencia. Se ve que lo llevamos en la sangre y que sé de lo que hablo, por eso me duele tanto y me indigna lo que estamos viviendo.
A lo largo de mi vida docente, y fundamentalmente en los últimos años, he conocido demasiadas leyes y reformas educativas. Por los cambios sociales y familiares, por algunos aspectos de las leyes, se ha ido perdiendo el sentido del esfuerzo, el gusto por el estudio, por el trabajo bien hecho por una parte de nuestro alumnado, también el respeto o la consideración hacia el profesor. Todo esto ha hecho nuestro trabajo, en los últimos años, bastante más complicado. Pero lo que verdaderamente me duele y me ha indignado es que sean nuestros políticos, aquéllos que nos tendrían que apoyar, los que tendrían que darnos los medios para llevar a cabo nuestro trabajo –que es la formación para los que serán los hombres y mujeres del mañana, el futuro de nuestro país-, los que nos han tachado de vagos, de malos profesionales por protestar por los recortes y por el aumento de las horas lectivas en el presente curso académico.
Los políticos con responsabilidades de gobierno en el ámbito nacional, autonómico o local no tienen por qué saber de todo, pero tienen consejeros y asesores que deberían ser expertos en su ámbito. Me parece que en el de la enseñanza no lo son y si algunos/as han sido docentes lo habrán sido por poco tiempo o serán unos “huidos de la tiza”; si no, no me explico lo que se ha dicho y oído en los medios de comunicación.
Los docentes trabajamos tantas horas y más que cualquier funcionario público. No trabajamos con papeles, números… que podamos aparcar para otro momento, trabajamos con personas, con adolescentes lógicamente cada uno distinto, con sus problemas, su personalidad y procedentes de los lugares más remotos del planeta. Según la asignatura que demos (2, 3, 4 ,5 horas semanales) podemos tener de 90 a más de 200 alumnos a la semana o al día, si ese día tienes a todos tus grupos, y así hasta el final de curso. Además de docentes somos educadores, psicólogos y madres y padres ya que muchos alumnos con problemas -y algunos los tienen verdaderamente graves- buscan a los tutores, orientadores, a algún profesor con el que conectan más, para hablar, para desahogarse, para comentarles sus problemas. Empleamos nuestros recreos, nos quedamos hablando al acabar las clases, ninguno les dice “vete a contar tus problemas al lucero del alba”. ¿Cómo se contabiliza esto?
Para dar una hora lectiva (presencial con alumnos) tenemos que prepararla, mirar qué ejercicios son más adecuados para que aprendan cada unidad didáctica, corregirlos, revisar sus cuadernos de actividades, preparar, realizar y corregir los exámenes (los alumnos prefieren hacer controles cada pocas unidades didácticas). Mucha de esta labor no la podemos terminar en las horas complementarias (no lectivas) que realizamos en el Centro y nos las llevamos a casa, incluso en los fines de semana. Quitamos horas de nuestro ocio, de estar con nuestros hijos o nuestras parejas, a veces tenemos que anular escapadas familiares de fin de semana. Hay que corregir exámenes. ¿Cómo contabilizamos esto? Además de todo esto, en las horas complementarias tenemos guardias, reuniones de tutores, de Departamento, de Jefes de Departamento, etc. Hay que hacer adaptaciones curriculares para alumnos que las necesitan, hay que hacer programaciones, memorias, preparar las actividades extraescolares… no quiero cansar……
Con la crisis todos nos deberíamos apretar el cinturón. A todos los funcionarios nos han congelado el sueldo, en nuestro caso también nos lo han bajado, han aumentado las horas lectivas, por tanto la carga educativa, el número de alumnos por profesor, con todo lo que ello conlleva y por el mismo sueldo. Además han desaparecido los desdobles por niveles en Lengua, Matemáticas, etc, se reduce o no hay profesores de Compensatoria (para alumnos con desfases que necesitan adaptaciones), no hay profesores para laboratorios, tampoco para las guardias que se necesitan, ni para coordinar las actividades extraescolares. Hay que reducir gastos, por tanto personal. Aunque tengamos más de mil profesores en mi Comunidad que son funcionarios (con oposición ganada y sin centro asignado), no quiero ya decir de los interinos. ¿Podrán encontrar trabajo? Más personas al paro.
No nos llevemos las manos a la cabeza cuando veamos las estadísticas del fracaso escolar, del número de los que abandonan sin acabar ESO, del ránking de España en materia educativa en relación con otros países europeos en los que se cuida a la enseñanza y al docente.
Soy una persona liberal, estamos en un país libre, soy partidaria de la elección del tipo de enseñanza y centro por parte de los padres. Uno de los principales pilares de un Estado, y está en nuestra Constitución, es velar y atender a la enseñanza pública, que es de todos. Una enseñanza adecuada, al mejor nivel que podamos, que dé igualdad de oportunidades; unos centros donde estudien alumnos excelentes, los normalitos, los que tienen más dificultades, etc… y que nos den los medios para ello. Todos somos ciudadanos de primera, otra cosa sería injusta y, a mi modo de ver, no ajustada a nuestra Ley máxima.
Me gustaría que estas reflexiones las hicieses llegar a familiares, compañeros, amigos, a través de la red. Me han salido un tanto largas, pero aún quedan cosas en el tintero. Gracias por vuestra paciencia si habéis llegado hasta aquí.
Pilar Martínez-Val
Profesora “IES Profesor Máximo Trueba”
Boadilla del Monte, Madrid.

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